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El texto argumentativo

La argumentación constituye uno de los procesos más habituales de la vida cotidiana. Todo discurso responde a una determinada finalidad. Los textos propiamente argumentativos son aquellos que presentan unos argumentos que conducen a una conclusión o tesis. Hay muchas clases de argumentos: citas de autores (argumentos de autoridad), razones, experiencias que tienen un valor general, ejemplos, datos, etc. Las estructuras más frecuentes de los textos argumentativos son tres: deductiva, inductiva y encuadrada. En los textos de estructura deductiva los argumentos preceden a la tesis; en los inductivos, la tesis es anterior a los argumentos, mientras que en los que presentan una estructura encuadrada la tesis aparece al principio y al final a modo de conclusión. Los textos argumentativos se han cultivado a menudo en forma de artículos. El siguiente texto no es propiamente argumentativo, pero se puede hallar en él una voluntad de transmitir una idea: "Es necesario dotar a todo niño de

Textos en prosa

En la literatura hay una serie de géneros menores en los que destaca el uso deliberado de una prosa artística, como pueden ser las confesiones íntimas, las descripciones, los libros de recuerdos, etc. Podemos observarlo en el siguiente texto de Azorín: "Y sin embargo, en este fiero salón he encontrado yo algo que ha influido gratamente en mi vida de artista... El estudio está situado en la parte posterior del edificio, en el piso principal; desde sus ventanas se domina la pequeña vega yeclana. Es un paisaje verde y suave; la fresca y clara alfombra se extiende hasta las ligeras colinas de los cerros rojizos que cierran el horizonte; cuadros negruzcos de hortalizas y herrenes ensamblan con verdes hazas de sembradura; los azarbes se deslizan culebreando, pletóricos de agua clara y murmuradora, entre las lindes; acá y allá, un almendro de tronco retorcido, una noguera secular y rotunda, destacan su nota alegre. A la izquierda se ve el bosque de la alameda, tupido, negro; a la derec

El género epistolar

El género epistolar es otro de los géneros literarios. Aunque la carta es un medio de comunicación personal, muchas veces se ha recurrido a ella en la literatura con unos fines determinados. A lo largo de la historia se han escrito muchas obras en forma de carta. Es un género que se caracteriza por la espontaneidad y por el tono coloquial, aunque no está exento tampoco de recursos literarios. En el Renacimiento, junto a los diálogos, fue uno de los géneros más cultivados. El Lazarillo de Tormes es una novela escrita a modo de carta. Se pueden recordar muchos más ejemplos de la literatura. Uno de los más logrados es, sin duda, la obra de Gustavo Adolfo Bécquer titulada Cartas desde mi celda : es un conjunto de cartas que el poeta envió desde el monasterio de Veruela a los lectores del periódico El Contemporáneo, en el cual colaboraba. Leamos un fragmento de una de estas cartas: "Queridos amigos: Si me vieran ustedes en algunas ocasiones con la pluma en la mano y el papel delante,

El microrrelato

Aunque no es un género nuevo, el microrrelato ha sido muy cultivado en los últimos años. Se trata de una forma sorprendente de la literatura: es un chispazo, un apunte tan solo en el que se condensan unos sentimientos o se sugieren unas situaciones. Hay un microrrelato muy célebre de una sola línea de Augusto Monterroso: "Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí." Es una narración corta en la que se resume una historia. Lo importante es la sorpresa: el microrrlato, por su intensidad, debe sorprender al lector, no lo ha de dejar indiferente. Hay autores muy talentosos que se han dedicado a este género conciso y hasta cierto punto extraño de nuestra literatura.  Otro ejemplo de microrrelato, este un poco más largo: "Todos los veranos regreso al lugar que un día ocupó mi pueblo, sumergido desde hace treinta años bajo las aguas del pantano. Me siento en la orilla, o en un roquedo, y cada mañana, a las diez en punto, escucho un sonido que sube desde las profundida

La descripción

La descripción constituye una modalidad textual que con frecuencia aparece incorporada a la narración. Se pueden describir personas, objetos, lugares o sentimientos. En la descripción debe haber un orden. En ella son importantes los marcadores espaciales, como en primer término, a la derecha, a lo lejos, al fondo, etc. En todas las clases de descripción son muy importantes los adjetivos calificativos.; cuando se describen paisajes, destacan los de carácter sensorial. También se usan comparaciones, metáforas y personificaciones. Algunos de los mejores paisajistas de nuestra literatura son Unamuno, Azorín y Gabriel Miró. El siguiente teto, perteneciente a Platero y yo  de Juan Ramón Jiménez, puede servir de modelo: "La cumbre. Ahí está el ocaso, todo empurpurado, herido por sus propios cristales, que le hacen sangre por doquiera. A su esplendor, el pinar verde se agria, vagamente enrojecido, y las hierbas y las florecillas, encendidas y transparentes, embalsaman el instante sereno

Los diálogos

En esta nueva entrada del blog explico el uso del diálogo en los textos narrativos. Aunque es algo que algunos sabéis, es bueno recordarlo. En la cuarta semana, os mandaré un ejercicio relacionado con ello. El diálogo en los textos narrativos se emplea para dar voz a los personajes; forma parte del estilo directo. A menudo está introducido por un verbo de lengua, como decir, proferir, contestar, opinar, etc. Este verbo puede aparecer antes: en este caso, se escriben tras él dos puntos y en la línea siguiente, aparte, se reproducen las palabras literales que pronunciara el personaje, como en el ejemplo siguiente: "Antonio dijo: -Estoy arrepentido de haber venido." Cada intervención de los personaje se marca inicialmente con una raya (aunque en el teto anterior aparece un guion por falta de este signo en el teclado con el que escribo la entrada del blog; la raya es algo más larga que el guion). El verbo del lengua puede aparecer en medio o al final de la intervenció

La prosa poética

La prosa poética es un nuevo género literario que surgió en la segunda mitad del siglo XIX. Fue muy cultivado en la época del Modernismo. Un ejemplo de prosa poética es el libro Platero y yo de Juan Ramón Jiménez. Es un género escrito en prosa que usa recursos propios de la poesía lírica, como el ritmo, la adjetivación y el empleo deliberado de determinadas figuras retóricas que son características del lenguaje poético. Además, los temas que trata son los mismos que inspiran a los poetas. Lo puedes comprobar en los siguientes textos: "El año está siendo de jaramagos. ¿Qué ángeles amarillos, de dónde han venido, cuándo que no los vimos, a sembrar jaramagos y más jaramagos en el campo? Parece como si un inmenso pintor con una brocha anchísima se hubiera entretenido en ir pintando de amarillo las camadas de los olivos, punteando de amarillo zanjas y lindes, cercados y senderos, dejando en claro los redondeles de los olivos, los sembrados que limpió el escardillo." José Antonio