El texto argumentativo

La argumentación constituye uno de los procesos más habituales de la vida cotidiana. Todo discurso responde a una determinada finalidad. Los textos propiamente argumentativos son aquellos que presentan unos argumentos que conducen a una conclusión o tesis. Hay muchas clases de argumentos: citas de autores (argumentos de autoridad), razones, experiencias que tienen un valor general, ejemplos, datos, etc. Las estructuras más frecuentes de los textos argumentativos son tres: deductiva, inductiva y encuadrada. En los textos de estructura deductiva los argumentos preceden a la tesis; en los inductivos, la tesis es anterior a los argumentos, mientras que en los que presentan una estructura encuadrada la tesis aparece al principio y al final a modo de conclusión. Los textos argumentativos se han cultivado a menudo en forma de artículos. El siguiente texto no es propiamente argumentativo, pero se puede hallar en él una voluntad de transmitir una idea:

"Es necesario dotar a todo niño de una casa. Un lugar que, aun perdido, pueda más tarde servirle de refugio y recorrer con la imaginación buscado su alcoba, sus juegos, sus fantasmas. Una casa: ya sé que se deja, se destruye, se pierde, se vende, se abandona. Pero al niño hay que dársela porque no olvidará nada de ella, nada será desperdicio, su memoria conservará el color de sus muros, el aire de sus ventanas, las manchas del cielo raso y hasta 'la figura escondida en las venas del mármol de la chimenea'. Todo para él será atesoramiento. Más tarde no importa. Uno se acostumbra a ser transeúnte y la casa se convierte en posada. Pero para el niño la casa es su mundo, el mundo. Niño extranjero, sin casa. En casas de paso, de paseo, de pasaje, de pasajero, que no dejarán en él más que imágenes evanescentes de muebles innobles y muros insensatos. ¿Dónde buscará su niñez en medio de tanto trajín y tanto extravío? La casa, en cambio, la verdadera, es el lugar donde uno transcurre y se transforma, en el marco de la tentación, del ensueño, de la fantasía, de la depredación, del hallazgo y del deslumbramiento. Lo que seremos está allí, en su configuración y sus objetos. Nada en el mundo abierto y andarín podrá reemplazar al espacio cerrado de nuestra infancia, donde algo ocurrió que nos hizo diferentes y que aún perdura y que podemos rescatar cuando recordamos aquel lugar de nuestra casa". Julio Ramón Ribeyro.

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